Las alergias

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Actualmente el número de personas alérgicas está aumentando año tras año, y en el caso de los niñ@s es todavía más alarmante. Podemos definir la alergia como una respuesta exagerada de nuestro sistema inmune frente a una sustancia. Cuando nuestro sistema inmune entra en contacto con alguna sustancia que no identifica como propia (antígeno), de manera automática produce los anticuerpos para intentar neutralizarla. Si esta respuesta es exagerada, estamos ante un caso de alergia. Las sustancias que con más frecuencia producen alergias son el polen, picadura de insectos, caspa de mascotas, proteínas de algunos alimentos…

Llamamos alérgicos a las personas que tienen una defensa exagerada produciendo una reacción alérgica en su organismo. Se desconoce el por qué las personas alérgicas lo son frente a unas sustancias y no frente a otras. Las enfermedades alérgicas más frecuente son la rinitis o conjuntivitis alérgica, afectando a una de cada cinco personas en todo el mundo, y asociándose con frecuencia a asma.

Los causantes de la alergia:

Existe una gran variedad de alérgenos, a continuación os presentamos los más comunes:

  • Polen
  • Alimentos
  • Ácaros
  • Epitelio animales
  • Hongos
  • Fármacos
  • Picadura insectos

¿Cuáles son los síntomas de la alergia?

Los síntomas de la alergia dependen del tipo de alérgeno y de la forma que entremos en contacto con ellos:

Conjuntivitis: picor de ojos, lagrimeo, sensación de quemazón o arenilla en el ojo, enrojecimiento ocular.

Rinitis: picor nasal, estornudos seguidos, obstrucción nasal, goteo o rinorrea, sensación de nariz tapada.

Asma alérgica: tos con o sin expectoración, ahogo, silbidos en el pecho, dificultad respiratoria.

Dermatitis atópica: erupción de la piel localizada en los pliegues y con frecuencia en niños.

Urticaria: ronchas o habones, picor o erupción de la piel.

Angioedema: hinchazón de párpados, labios o extremidades. Cuando el edema se localiza en la lengua o a nivel laríngeo, éste representa una urgencia médica por riesgo de asfixia.

Dermatitis de contacto: erupción de la zona de la piel que ha estado en contacto con el alérgeno.

Anafilaxia: ciertos insectos, medicamentos y algunos alimentos pueden desencadenar todos los síntomas anteriores agravados con hipotensión, vómitos, diarrea, calambres, poniéndose en peligro la vida.

El diagnóstico

Para el diagnóstico de la alergia es importante conocer la historia clínica del paciente; debemos informar al especialista sobre las condiciones ambientales que nos rodean, los factores desencadenantes de los síntomas y los antecedentes familiares, si hubiera.

Los métodos más empleados en el diagnóstico de la causa de la enfermedad son los siguientes:

Pruebas cutáneas, reproducen en la piel la respuesta inflamatoria alérgica. Los alérgenos que se administran se seleccionan según la historia clínica del paciente. Si en el lugar en el que se ha depositado el alérgeno aparece una reacción cutánea en forma de habón, significa que el paciente reacciona al alérgeno y que éste puede ser el responsable de los síntomas.

Determinación de IgE específica o RAST, son análisis especiales de sangre donde se detectan las inmunoglobulinas E específicas (anticuerpos que intervienen en la reacción alérgica) del alérgeno o de los alérgenos sospechosos de causar los síntomas.

Pruebas de provocación, se pone en contacto al paciente con la sustancia sospechosa de provocar la alergia, con la finalidad de que se reproduzcan los síntomas que presenta en el órgano de choque (nariz, ojos, bronquios). Son útiles para diagnosticar la alergia a medicamentos, alimentos y aditivos y sólo deben realizarse por un especialista.

 Tratamientos y terapias

Evitar el contacto con las sustancias que provocan la reacción alérgica (alérgenos) contribuye a una disminución de los síntomas.

Fármacos, se emplean para aliviar los síntomas producidos por la rinitis o el asma. Se denominan medicamentos sintomáticos y entre ellos están los antihistamínicos, los corticoides, broncodilatadores, teofilinas, etc. Es importante recordar que los medicamentos alivian los síntomas, pero no hacen desaparecer la causa de su enfermedad.

Inmunoterapia o Vacunas para la alergia, conocidas popularmente como vacunas antialérgicas, consiste en administrar progresivamente dosis repetitivas del alérgeno a la persona alérgica con el fin de disminuir o eliminar su sensibilidad hacia éste. La duración del tratamiento es de 3 a 5 años en la mayoría de los casos. La inmunoterapia se utiliza para tratar casos de alergia causados por sensibilización a polen, ácaros de polvo, epitelios de animales, ciertos hongos y a los venenos de abeja y avispa. Con este tratamiento, además de aliviar los síntomas de la alergia y disminuir la cantidad de toma de medicamentos, modifica la evolución natural de la enfermedad.