Una de las consultas que recibimos con frecuencia en la farmacia es sobre la dermatitis atópica. Sobretodo casos de mamás buscando el producto más adecuado para sus hijos. Por ellos hemos decidido inaugurar esta sección comentando esta alteración de la piel.
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel, caracterizada por la presencia de sequedad y prurito intenso que conlleva la existencia de lesiones de rascado, y que suele evolucionar hacia la cronicidad. Aunque puede aparecer a cualquier edad, es especialmente frecuente en los niños. Suele estar causada por factores tanto intrínsecos (genéticos, alteraciones de la barrera cutánea o alteraciones inmunológicas) como extrínsecos (alérgenos ambientales, alimentarios o micoorganismos).
Los síntomas que se manifiestan dan lugar a un círculo vicioso:
El tratamiento de estos pacientes va dirigido a paliar estos síntomas. Éste tratamiento puede incluir por un lado medidas farmacológicas instauradas por el dermatólogo y, por otro, medidas higiénico-dietéticas recomendadas por el dermatólogo y por el farmacéutico.
El tratamiento va dirigido a frenar los brotes agudos y a mantener la mejor situación en los intervalos para alargarlos lo máximo posible.
La utilización de productos inadecuados en el baño y en la hidratación del paciente atópico son factores desencadenantes o agravantes de brotes y una de las mayores causas de persistencia de la dermatitis atópica.
En la farmacia hay productos adecuados tanto para la hidratación adecuada de estos tipos de piel como para la higiene de los mismos. Estos productos son capaces de:
- Reforzar el manto lipídico de la piel.
- Aliviar el picor.
- Actuar frente a la irritación.
- Reducir la inflamación.
- Reducir el riesgo de sobreinfección.
- De esta forma se rompe el círculo vicioso descrito anteriormente y se mejora la calidad de vida de estos pacientes.
Además son adecuadas otras medidas como:
- Evitar prendas de vestir con tejidos sintéticos o lanas, ya que incrementan la temperatura corporal y acentúan el picor. Es mejor optar por prendas como el algodón o el lino que facilitan la transpiración.
- La temperatura y la humedad de las habitaciones deben mantenerse constantes, evitando temperaturas extremas y ambientes secos. Además deberían evitarse los cambios bruscos de temperatura.
- Son preferibles los baños a las duchas, con agua templada y durante periodos cortos de tiempo.
- Es recomendable mantener las uñas cortas y limpias para evitar que durante el rascado se produzcan lesiones e infecciones.
- Respecto a la alimentación se recomienda si es posible, prolongar la lactancia materna ya que fortalece el sistema inmune del bebé y evita rechazos alimentarios.
- En cuanto al verano hay que tener especial cuidado con el sol, protegiendo la piel con cremas solares de alta protección y específicas para este tipo de piel.
Espero que esta información os haya sido útil. Si tenéis cualquier duda acerca del tema o podemos ayudaros con cualquier producto no dudéis en consultarnos.